¿Queréis conocer cómo escribo mis novelas?

¿Queréis conocer cómo escribo mis novelas?

POR CARMEN TORRICO

Lo cierto es que lo hago de una manera un tanto atípica. Normalmente los escritores suelen hacer una estructura inicial de la novela; una relación de contenidos, personajes y escenas; una distribución de capítulos y temas a desarrollar en cada uno de ellos. Hay muchos que escriben varias versiones de un mismo tema para, luego, elegir cual de ellas prefieren. Otros repasan lo escrito diariamente, no pasando a otro nuevo contenido hasta no quedar conformes con lo ya hecho; los hay que lo hacen por escenas o capítulos... En definitiva, cada uno tiene su propio método y, cómo no, sus propias manías y supersticiones, que de todo ello hay, y mucho, en este complejo «mundillo literario». 

Por mi parte, no dejo de seguir todos estos pasos que acabo de describir, pero, como aquel que dice, «a mi manera». Inicialmente, nunca tomo ningún apunte escrito, todo lo guardo en mi cabeza. Voy elaborando la trama de la obra poco a poco, en cualquier momento y situación: en medio de unas compras, tomando una copa con los amigos, viajando en el coche (naturalmente cuando me llevan), en medio de una conversación, paseando... 

Cualquier momento es bueno para encontrar esa difícil relación entre una u otra escena o uno u otro personaje. El gran Beethoven escribía sus ideas melódico-armonicas en servilletas de papel, en medio de un café o una tertulia musical. Yo, indigna admiradora del insigne genio alemán, intento igualmente aprovechar esos fogonazos creativos que surjen en el momento más inesperado y, si no me es posible escribirlo, lo almacenó celósamente en mi memoria, a la espera de sacarlo a la luz.

Cuando ya tengo la idea generalizada del contenido de mi novela, comienzo a describir a los principales personajes en una lista que después iré engrosando, según sienta la necesidad de crear o no alguno más.

Èt... ¡Voilà!  Comienzo a escribir, dejando que las palabras y frases fluyan de mi mente, siendo materializadas por la agilidad de mis dedos en las brillantes y desgastadas teclas del ordenador. 

Pero creo que esto bien puede ser material para una nueva entrada...

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